Testimonio de Susana
A finales de mayo de 2007, mi madre me llamó llorando. Le tenían que hacer un TAC porque le habían visto un bulto en los ovarios. Después de calmarla por teléfono, me fui a Internet y busqué qué podría ser un bulto en los ovarios en una mujer de 69 años. El diagnóstico era el mismo que semanas más tarde me confirmó un ginecólogo en Ourense: mi madre tenía cáncer de ovario de estadio III. Ese día sentí que el mundo se me venía abajo porque cáncer es sinónimo de Muerte. Aunque no es así, muchas veces es lo que uno piensa cuando te dicen esa palabra por primera vez. Tenía amigas con madres con cáncer, pero hasta ese día no supe lo que se sentía, aunque en muchas ocasiones las había consolado, pero sin saber qué se sentía…
Nos vinimos a Madrid. Por recomendación de un amigo médico fuimos al Hospital de Madrid con sede en Sanchinarro. Era un centro que estaba abriendo un centro oncológico, la primera visita fue con el cirujano Dr. De Vicente, excelente médico. Dijo en otras palabras cáncer y nos dejó más tranquilas. Nos dio la energía suficiente para luchar y enfrentarnos a la enfermedad. He conocido muchos médicos pero reconozco que las formas de transmitir optimismo de este cirujano pocos las tienen.
Comenzamos la lucha. Fueron casi 4 años. Mi madre nos dio la mejor de las lecciones: luchó hasta el último día. Tuvo una enfermedad buena. Probó casi todos los tratamientos de quimioterapia para el cáncer de ovario haciendo vida normal, menos los dos últimos meses, siempre con buen humor y optimista. Tenía días malos, pero fueron pocos, por lo menos delante de su familia, y nunca se quejó de la enfermedad aunque sí decía que había tenido mala suerte, a lo que siempre le respondí que no, porque ha sido la mejor madre del mundo.
El martes 19 de octubre a las 8 de la mañana, me llamaron mis hermanas. Mamá se moría. Le quedaba poco, pero aguantó hasta que llegué, hasta que sus tres hijas estaban con ella, y se fue a las 10:26 del 19 de octubre de 2010.
Pasé por todas las etapas del duelo. Los primeros seis meses fueron muy malos, empecé muchas cosas pero ninguna terminé; días buenos, pero la mayoría malos; nada me entretenía más de un par de horas, hasta que un día comencé a aceptar que mamá no estaba. No entiendo por qué. Creo que nunca lo entenderé. He comenzado a sentir a mamá conmigo de otra forma. No la puedo tocar, ni ver pero no sé cómo siento que está conmigo y hasta que me ayuda a decidir el día a día.
El cáncer, creo que es una enfermedad que tenemos que seguir trabajando hasta conseguir que sea una enfermedad crónica como es la diabetes, para que se pueda llevar una vida normal con medicación. Mi lucha no terminó el 19 de octubre de 2010. Mi lucha continúa.