Comentar algunos hechos de mi biografía es una manera de presentarme y de explicar por qué estoy aquí.
A los 37 años, en 1992 tuve un cáncer de ovario de estadio III. En mi incertidumbre, en mi recuperación fueron importantes la intervención médica y los apoyos psicológicos y familiares durante y después del tratamiento.
Después de seis meses de quimioterapia me afirmé a la vida creando. En 2004 con Mª José, otra compañera que conocí en el trabajo y que por ese mismo tiempo había pasado por un cáncer de mama, fundamos la asociación AMAC-GEMA en Zaragoza, dedicada a atender y dar apoyo y recursos a mujeres que estén pasando por una enfermedad de cáncer genital y de mama. Actualmente la asociación cuenta con 900 socias.
La labor de esta asociación es muy conocida, especialmente por el trabajo de difundir el conocimiento que se tiene de la enfermedad del cáncer en el ámbito ginecológico y de sus cuidados. Tratamos de dar esperanza y testimonio con nosotras mismas y en colaboración con profesionales de la salud y de la medicina oncológica.
Así lo hicimos, por ejemplo, en el verano de 2006 en el que con 40 mujeres supervivientes de la enfermedad recorrimos el Camino de Santiago en España dando conferencias sobre prevención y autocuidado. También organizando, en colaboración con mis compañeras, jornadas y congresos donde se da la palabra a médicos y psicólogos y donde se debate la importancia de la prevención y del apoyo especializado durante y después de la enfermedad, en esos momentos de incertidumbre y también, cuando es el caso, al final de la vida.
He recibido directamente de la ciudad e indirectamente como asociación reconocimiento personal, pero de lo que más orgullosa estoy es de los frutos que la vida me ha dado como son mi familia: haber podido criar a una hija y mi unión con mi pareja por los que siento amor y gratitud por el apoyo recibido.
Cuando se sobrevive a un cáncer suelen surgir nuevas inquietudes nuevos compromisos. Yo misma me dedique durante ese tiempo a estudiar y formarme en esto mismo que apoyo, graduándome en 2005 en psicología y, posteriormente, obtuve el máster de psicooncología. Estos años de formación fueron años muy fértiles donde conocí a personas que me han influido mucho en mi pensamiento y que las admiro profesional y humanamente. Estoy pensando en Ramón Bayes, en Pilar Barreto, en Pilar Arranz, en José Antonio Cruzado… hombres y mujeres que desde su conocimiento y experiencia están creando conocimiento en el ámbito de la psicooncología.
Esta semilla de inquietud fue la que me animó a crear en 2008, junto a profesionales de la medicina y la salud, como la Doctora Reyes Ibáñez a la que estoy muy agradecida, la Asociación de Psicooncología de Aragón (APOA) para difundir esta especialidad y el trabajo de apoyo psicológico hacia todo tipo de cánceres.
Desde 2011 colaboro junto con Paz, Luis y Marta en la fundación y puesta en marcha de la Asociación de Afectados por Cáncer de Ovario (ASACO), uno de cuyos principales objetivos es facilitar la concienciación en torno a la enfermedad a fin de lograr que sus síntomas no pasen desapercibidos. La perspectiva nacional e internacional que ofrece este trabajo conjunto posibilita trabajar con otras mujeres, con otros afectados en este mismo objetivo.
Siento gratitud por aquellos, organismos, entidades y personas que han hecho posible que esta asociación sea una realidad y en la que me siento plenamente identificada, deseándole larga vida y proyectos fructíferos.
Quiero tener también un pensamiento de gratitud para todas aquellas mujeres a las que he conocido y con las que he convivido, a las que he atendido como psicóloga y a las que he visto marcharse de entre nosotras. Sus legados, sus despedidas también, me han dado luz y ánimo para seguir haciendo lo que hago. Gracias.