Soy Noemí, tengo 37 años y hace un año y medio me diagnosticaron cáncer de ovario.
Nunca pensé que escribiría esta frase, nadie lo piensa, supongo. La sorpresa forma parte de la vida – como la enfermedad – y del cáncer.Entonces, en mi caso, después de encontrar un pequeño bulto en la ingle bautizado en mi casa como «el ganglio», y sin presentar ningún otro síntoma, por lo menos del que yo fuera consciente (desconociendo los propios de la enfermedad, que tan bien se explican en esta web), te encuentras ante un acto de fe: estás enferma, tu vida cambia y hay que luchar, liarte la manta ( o pañuelo) a la cabeza, pensar, desacelerar tu mente, interiorizar un montón de pensamientos nuevos, arreglarte con tu cuerpo y apoyarte en quienes te quieren y en quienes (aún no conociéndote) te ofrecen su brazo para seguir avanzando (personas como las que forman parte de ASACO).
Luego vino el tratamiento; en mi caso: quimioterapia y una histerectomía. Me puse en manos de mi oncólogo, a quien agradezco el trato humano que me ha dado, a los ginecólogos, que me han ayudado explicándome y dándome mucho cariño y ánimo, y de enfermeras, súper cariñosas y cuidadosas. Quiero aprovechar para dar las gracias al equipo médico que me ha tratado y me sigue tratando; impecables, con mucho tacto y cariño, tratándome de forma personal.
Son momentos duros, los efectos secundarios son duros también. Es curioso que cuando una es presumida, como casi todas las mujeres, te das cuenta de que no puedes salir de casa sin llevar el pañuelo combinado con la ropa que has elegido. He tenido mucha suerte con el tratamiento, y digo ésto porque así lo siento. No he tenido imprevistos. Por esa razón y por cómo me encuentro ahora (aquí), me considero afortunada.
Después de la quimio he recibido tratamiento de Avastín, en el cual he depositado toda mi fe y por el momento los resultados acompañan. El pasado miércoles recibí el último y, a partir de ahora, vienen las revisiones cada 3 meses. Y después, supongo que la vida me sorprenderá.
Esta es mi pequeña historia.
Ahora vienen los agradecimientos: a mi familia, mis padres, mi hermana; han sido mi sombra. Mis primos, mis tíos, mis amigos. Cuando pienso en ellos siento su calor y sus abrazos en mi cuerpo. Todos ellos recibieron una mala noticia cuando yo la recibí, me han acompañado en toda esta batalla y sin ellos nada habría sido igual.
Por último, encontré a Asaco y allí a mujeres valientes, con las que se establecen lazos invisibles; te comprenden enseguida, te aconsejan y tus triunfos son suyos de forma recíproca. Muchas gracias por crear esta plataforma que nos ayuda tanto.
Para finalizar, me gustaría trasladar toda mi energía a quienes se encuentran o se han encontrado en esta situación. Ojalá pronto, no haya ningún diagnóstico más. Desaparezca la palabra quiminoterapia, histerectomía, y todas aquellas relacionadas con el cáncer en general.
Un beso muy fuerte para todos.
