ASOCIACIÓN DE AFECTADAS POR CÁNCER DE OVARIO Y GINECOLÓGICO

Hace un año comenzó este largo recorrido al ser diagnosticada con cáncer de ovario. Fue un año duro, muy duro, pero terminó y superé la enfermedad. Hoy me siento agradecida con la vida. Al cumplir un año escribí mi testimonio. Quiero compartirlo con todas las pacientes que hoy estén pasando por este proceso que es fuerte y difícil pero con mucha fortaleza, fe y ganas de vivir se puede vencer. Un abrazo y valentía, ¡¡¡que sí se PUEDE !!!

Hoy cumplo 1 año de un largo y difícil camino que tuve que recorrer. Una gran sacudida que me dio la vida. Un día como hoy, muy temprano, en la mañana, sin permiso ni preparación previa, simplemente así, me enteré: ¡¡Tenía CÁNCER !! ¿Y cómo entender esa palabra sin sentir miedo, temor e incertidumbre?

Recuerdo nuestro encuentro. Esos encuentros que uno nunca quisiera tener pero se dan: el consultorio de ecografía, tu cuerpo en la pantalla redondo, grande mirándome: el enemigo oculto que crecía adentro, sin mi consentimiento sin ni siquiera avisarme que se apoderaba de mí, yo tan sorprendida, aturdida,sin palabras… sólo mil preguntas pero sin una respuesta y ahí estábamos los dos muy juntos, tomados de la mano sabiendo que teníamos que empezar un duro y difícil camino y así comenzamos enfrentándonos a una larga y dura batalla de muchos meses llenos de quirófanos, médicos, exámenes, agujas, medicamentos, viajes y cada 21 días la batalla, el día que luchaba directamente contra ti.

Recibía la vida que entraba gota a gota por mis venas pero paradójicamente en esa lucha yo ganaba pero igual me deterioraba poco a poco. Se me cayó el cabello, tenia malestares, dolores, los miedos se hacían grandes y te odiaba por cada lágrima derramada, por cada noche sin dormir, por cada día que dejaba de compartir con mi hijo, cuando el espejo me recordaba lo mal que me veía. Pero así pasó nuestro tiempo, pasaron los meses y llegó el gran día, 5 de junio. Nuestra última batalla tan esperada por mí. El día que nos soltamos las manos. Esa mano que llevaste sujeta todos estos meses recordándome que la vida es tan corta y que la muerte está ahí muy cerca, segura de todos. Recuerdo la emoción de ese día al abrir los ojos y ver la luz del día, llegar a la sala de quimio y esperar las mejores 7 horas que tanto había deseado: me dejaste, ¡¡¡el enemigo se fue !!! Era LIBRE y se sentía tranquilidad y paz, orgullosa de haberlo logrado. Me repetía una y mil veces: ¡¡lo lograste !!!

Y así fui mejorando día a día. Los malestares fueron pasando, el cabello comenzó a crecer, la seguridad volvió, los miedos se hicieron pequeños y la vida me volvió a sonreír pero con otra cara diferente a la que conocía, una vida donde soy más fuerte, donde tuve que aprender a disfrutar de las cosas más sencillas y simples.

Me di cuenta que la felicidad está ahí tan cerca. Que debo preocuparme sólo por lo importante y simplemente ser feliz hoy porque tal vez el mañana no exista.

A pesar de lo duro que resultó este año y de todo lo vivido, soy más feliz: ¡estoy CURADA! Y no me queda sino contar mis bendiciones y sentir que mi vida sí tiene sentido, que no importa lo que ocurra. Siempre se puede seguir adelante.