ASOCIACIÓN DE AFECTADAS POR CÁNCER DE OVARIO Y GINECOLÓGICO

Después de haber leído detenidamente los testimonios que ya están en este apartado de ASACO, quisiera dejar también el mío. Ojalá que en él sepa reflejar lo que he sentido y dar un mensaje de esperanza y optimismo a todo el que lo lea. También intentaré ser concisa; sin embargo, os aviso que, inevitablemente, va a ser un poco largo:

Quizás lo primero que debería decir, es que soy creyente (no “rezona”) y pienso que todo está intrínsecamente conectado y que, gracias a Dios, puedo estar escribiendo ahora estas palabras; también debería decir que me dedico a mi familia y al arte (y siempre procuro que sea por ese orden).
Soy una mujer de más de 55 años, el 13 de Octubre del 2010 (justamente el día de mi cumpleaños) fui a urgencias por una fuerte hinchazón abdominal (no voy a citar el hospital al que fui; no creo que sea relevante y sí podría generar prejuicios infundados contra él; pero sí puedo decir que era un privado); me dijeron que tenía un problema de gases y me pusieron un tratamiento.

Después de una semana sin notar mejoría, acudí a urgencias del Hospital Madrid Sanchinarro, también me dijeron que creían que era un problema digestivo y que me podía ir a casa y hacer pruebas posteriormente; pero que me podía quedar ingresada para examinarme y llevar a un diagnóstico más exacto. Ante esto, yo decidí quedarme ingresada. En seguida el internista detectó que había un problema en el ovario y ya todo el diagnóstico fue muy inmediato. Efectivamente, encontraron un tumor en el ovario izquierdo. Me hicieron pruebas diagnósticas de todo tipo que llevaron a determinar un cáncer de ovario en estadïo III.

Me operaron el 22 de Noviembre del 2010 en el Hospital Madrid Sanchinarro. Me operó el Dr. Lucas Minig, la operación, aunque compleja, no revistió ninguna complicación y, al cabo de diez días, volví a casa. A continuación, tuve seis sesiones de quimio, el oncólogo que me llevó es el Dr. Rafael Gallego, el tratamiento fue bien y ahora estoy con las revisiones pertinentes cada tres meses.

Quiero decir que, desde el primer momento, me sentí arropada y protegida; tanto por mi familia, como por los médicos que me atendieron. Mis hijas (en aquel momento de 22 y 18 años), mi (por aquel entonces) marido, mis padres, hermanos, amigos, compañeros… a todos ellos les agradezco desde lo más profundo de mi corazón todo su apoyo y su manera de estar conmigo sin agobiarme y respetando mi retiro voluntario cuando lo necesité para recobrar fuerzas. A todos ellos les quiero manifestar mi cariño y mi admiración desde aquí. Pero, sobre todo, agradezco a Dios la fuerza que me infundió para sobrellevar esos momentos con naturalidad y suficiente energía y cuando, después del tratamiento, mi matrimonio de más de veinte años, se vino abajo; le agradezco que me haya abierto una nueva ventana en la que siento que puedo colaborar en algo.

A cualquiera que lea este testimonio me gustaría decirle que no se rinda, que acepte esos malos tragos, que esté seguro que “cualquier cosa que pidáis en Mi nombre os será concedida y, creed que, desde el mismo momento que la hayáis pedido os ha sido concedida”. No he encontrado jamás palabras tan bonitas y tan llenas de fuerza como ésas y creo que tienen todo lo que necesitamos en ellas; han sido mi apoyo en momentos muy difíciles y, por eso, quiero llamar la atención de todos vosotros sobre ellas.

Yo no conozco otra forma de ayudarme a mí misma ni de ayudaros a todos los que podáis leer esto.

También en la web de EGOM: https://egom.es/egom-blog/enfermedades-tratamientos/con-v-de-valientes