“Las rutinas estéticas en el caso de personas afectadas de cáncer exigen un diagnóstico y seguimiento con profesionales especializados”
Entrevista a Cruz Sánchez, profesional de la Fundación Ángela Navarro
En primer lugar, ¿cuál es el objetivo principal de la estética oncológica? ¿Cuál es su misión?
Nuestro principal objetivo es ayudar a las personas que están pasando por cambios estéticos producidos por una enfermedad o su tratamiento. Además de la propia enfermedad, estos pacientes tienden a sufrir un deterioro físico importante y no debemos olvidar que la imagen tiene un valor terapéutico fundamental. La atención de estas personas pasa por ofrecerles soluciones estéticas que les ayuden a sentirse mejor. Pero es muy importante saber que tratamos personas en una situación muy delicada por lo que hay que seguir unos protocolos específicos tanto de los trabajos que se realizan como de los productos que se utilizan, que deben estar pensados para atender las diferencias de cada tipo de alteración y circunstancia.
¿Crees que la estigmatización social derivada de los cambios físicos producidos a raíz de un tratamiento oncológico ha disminuido en los últimos años?
Sin duda, el cáncer es una enfermedad muy “chivata” y que sigue levantando muchos miedos, algunos de ellos por desconocimiento de las técnicas y métodos que pueden ayudar a que este periodo no sea tan traumático, aunque gracias a los medios de comunicación y las continuas campañas de sensibilización, esto ha mejorado muchísimo y ya hemos superado la etapa de “una larga y penosa enfermedad”. Cada día, se va superando un poco más esa estigmatización que padecían los pacientes con cáncer.
¿Cuál sería el primer consejo que darías a una persona que acaba de ser tratada y ve que su cuerpo cambia de forma drástica?
Lo primero que las personas deben saber es que lo más importante es comenzar con los cuidados antes del tratamiento, esto es lo más recomendable, aunque también se puede comenzar en cualquier momento del tratamiento.
También hay que destacar que no hay un consejo único ni válido para todas las personas. Nuestra recomendación es acompañar al paciente y detectar las necesidades individuales para intentar dar soluciones personalizadas.
¿Cuándo puede una persona volver a sus rutinas estéticas tradicionales tras el tratamiento de quimioterapia o radioterapia?
En el caso de la quimioterapia, hay que hacer una vuelta a la estética paulatina, siendo muy precavidos y haciendo pruebas de tolerancia a los componentes que vayamos incorporando para descartar que el organismo haya desarrollado algún tipo de intolerancia o alergia. Es muy importante la valoración y el “alta” del médico antes de teñir el cabello o hacer tratamientos más complejos con aparatología, etc.…
El caso de la radioterapia es diferente, ya que sólo se afecta la zona radiada, por lo que (si no es en la cabeza) el paciente podrá continuar con casi todas las rutinas estéticas, pero siempre asesorado por un profesional especializado.
Existen ciertos efectos secundarios que se dan con mayor frecuencia y prevalencia.
Los efectos secundarios varían en función de cada persona y del tratamiento que reciba y si este es de quimioterapia, radioterapia o ambos.
En los tratamientos de quimioterapia los efectos secundarios más frecuentes se producen en la piel, el pelo y las uñas, pero son diferentes en cada persona, los más frecuentes son: sequedad extrema de la piel, cambio de color, posible aparición de manchas o irritaciones, pérdida del cabello y las cejas, alteraciones de las uñas en cuanto a su color, estructura o posible aparición de infecciones. Es por ello que hay que cuidar la piel limpiándola con productos específicos que no la resequen, manteniendo su hidratación, tratando las irritaciones que pueda presentar y sobre todo, protegiéndola de las radiaciones solares.
En el caso de la radioterapia la piel de las áreas sometidas a tratamiento puede sufrir alteraciones muy parecidas a una quemadura solar.
A los de 10 o 20 días de tratamiento, la zona presenta una coloración rojiza o eritema, para pasar a una coloración más pigmentada y oscura, que desaparecerá uno o dos meses después de finalizada la terapia.
En algunos pacientes, generalmente debido a la sensibilidad individual, la radioterapia puede producir otras alteraciones más serias como dermitis o epitelitis que requieren un tratamiento médico específico. Otros efectos secundarios pueden presentarse según la zona concreta que se trate.
¿Qué nos recomendarías para todo lo relacionado con el pelo – alopecia, cejas… ?
Para el pelo, nuestro mejor consejo es la previsión. Tener previsto el tipo de solución que más se adecue a nuestras necesidades personales: pelucas, pañuelos, llevar la cabeza al descubierto… para que este tipo de cambios no nos pille desprevenidos. En cuanto a las cejas, si se decide a tiempo, se pueden realizar trabajos de micro pigmentación para paliar la pérdida de vello facial durante el tratamiento, aunque también hay plantillas para que el maquillaje diario sea lo más llevadero posible.
Estos efectos secundarios son reversibles para la mayoría de las personas, por lo que es muy importante que, durante el tratamiento, tengamos especial cuidado en mantener el cuero cabelludo y la piel en las mejores condiciones posibles para que el crecimiento posterior, tanto de cabello como de las cejas y pestañas sea lo más rápido y de la mejor forma posible.
Para esto, nuestro consejo más importante es no utilizar pelucas pegadas al cuero cabelludo, ya que estas pueden provocar alopecias irreversibles en las zonas de los adhesivos.
¿Y para la piel –hiperpigmentación, sequedad, irritación…
Cuidar la piel es muy importante en los tratamientos de radio y quimioterapia. Pasa de ser un gesto de coquetería a una necesidad para mejorar los niveles de hidratación, que suelen verse muy afectados con los tratamientos y la protección.
Es muy importante buscar productos especialmente pensados para este tipo de piel: sin perfumes, derivados del petróleo, alcoholes, parabenes…, para evitar posibles reacciones alérgicas. Pero también es muy importante cambiar los hábitos, hay que tener una buena disciplina y no bajar la guardia, ya que a medio y largo plazo la piel y sus anexos pueden sufrir consecuencias negativas si no se cuidan correctamente.
Para concluir, destacar que en la actualidad hay una gran sensibilidad por parte del personal sanitario hacia los tratamientos soporte del área de la imagen, dado que cada vez son más las personas que superan la enfermedad y esto les facilita la relación con los demás y mejora su calidad de vida durante el tratamiento.