Cuando el “Asesino Silencioso” golpea dos veces
Entrevista a Paloma Luis Ortiz.
¿Cómo afrontaste esta situación? ¿Cómo cambió tu forma de vida?
Mi nombre es Paloma Luis, y en agosto cumplo 54 años. Hace cuatro, en noviembre de 2012, me operaban de un cáncer de ovario en un estadio avanzado; fue una operación muy complicada para mis cirujanos y un momento de mi vida que supuso un verdadero mazazo para mi familia y las personas que me querían en la que aprendimos a marchas forzadas a saltar cada obstáculo y a gestionar como pudimos las emociones o los sentimientos que se fueron presentando a lo largo de esta dura y desconocida travesía.
Nunca podré agradecer lo suficiente a mi familia, en particular a mi marido y a mis hijos la lección de amor tan grande que me están dando, a mis oncólogos, a los que desde el principio les he preguntado algunas veces más de lo que ellos querían contarme y a los que reclamo algún abrazo o sonrisa cuando no la encuentro al entrar en la consulta, después de cuatro años, ya nos vamos conociendo y vamos aprendido a comunicarnos mejor y a mis cirujanos por haberme salvado la vida, ya que mi enfermedad estaba muy avanzada y puedo ver en su cara cada vez que les visito su alegría cuando atravieso la puerta de su consulta; una cara, en estos momentos, un poquito enturbiada porque en febrero me diagnosticaron una recaída.
Todo lo que nos sucede a lo largo de la vida nos hace evoluciona; unas veces para bien y otras no tanto, pues esta enfermedad no te hace ser mejor ni peor persona; sigues siendo la misma con tus virtudes y tus defectos, aunque sí te da una bofetada de realidad y te recuerda que no somos eternos, que el mañana no existe y que lo importante es el aquí y el ahora; por cierto, una lección que aprendí hace 28 años cuando mi padre falleció de un cáncer con apenas 57 años.
Sólo os puedo decir: “Saborea la vida y si quieres hacer algo y puedes, no esperes, ¡hazlo!”.
¿Cuándo te comunicaron la recaída?
Fue en febrero de este año, acudía a mi revisión, esa que a todos los pacientes oncológicos nos pone tan nerviosos y a la que entramos cruzando los dedos deseando salir diciendo “prueba superada”. Yo, coloquialmente, suelo decir: “vacaciones hasta dentro de cuatro meses”. Mis revisiones eran cada cuatro o cinco meses, y esta vez me tocaba la revisión completa: llevaba resultados de TAC y analíticas con marcadores. Generalmente yo nunca leo los informes del TAC, pues no soy tan valiente y lo suelo delegar en mi marido, pero esta vez se retrasó un poco y no sé por qué decidí abrirlo y pude leer al final de informe tres palabras: “metástasis, hígado y páncreas”. Ya no pude leer más; abrí inmediatamente la analítica y me fui derecha a los marcadores, se habían elevado…En ese momento me tembló todo el cuerpo, y pensé de manera literal: “me la has jugado bichito”. Cuando llegó mi marido le entregué todas la pruebas diciéndole: “algo va mal”. Lo mismo le dije a mi oncólogo cuando entré en la consulta, “algo va mal”.
Aún recuerdo la expresión de su cara, ya os digo que después de casi cuatro años estamos aprendiendo a comunicarnos y ya soy capaz mirándole a los ojos, de interpretar sus emociones.
¿Cómo te afectó a nivel emocional revivir esta situación?
A pesar de ser una persona bastante positiva y con una cabeza muy amueblada, soy muy controladora emocionalmente y esta vez los miedos me han paralizado, porque ahora jugamos en otro campo y en otra liga.
La primera vez no necesitamos ayuda psicooncológica ni mi familia ni yo, pero esta vez sí he tenido que acudir a su consulta en busca de herramientas para gestionar estos sentimientos y emociones que me han sacudido fuertemente y me han hecho tambalear dirigiéndome hacia un bucle en el que no quería entrar.
¡Todos estos sentimientos son normales y no hemos de reprimirlos, pero no debemos dejar que se instauren definitivamente en nuestro día a día, hay que vivirlos, sentirlos y dejarlos pasar.
He de dar las gracias a ASACO por este importante y necesario servicio de psicooncología dentro del Proyecto Bienestar de la Fundación la Caixa.
¿Eres optimista ante el “asesino silencioso”?
Debemos ser optimistas y confiar en que se avance en la investigación sobre todo para un diagnostico precoz de la enfermedad.
En cuanto a mí, soy positiva y creo saber en qué liga y campo juego, hecho que me da ventaja a la hora de diseñar mi vida. La nueva quimioterapia está funcionando y eso es lo que importa ahora; estoy tratando de hacerme amiga de este bichito porque tendremos que convivir tiempo juntos.
¿Crees que se está haciendo suficiente para investigar sobre el cáncer de ovario?
Para los pacientes y familiares nunca es suficiente, en nuestro caso, la investigación es primordial, en primer lugar, para conseguir encontrar métodos de diagnóstico precoz, y por supuesto en tratamientos que sean efectivos, estamos aún en pañales a pesar de los grandes avances en estos últimos tres años.
¿Qué solicitarías a las instituciones y empresas implicadas para que esta enfermedad sea más conocida?
En principio campañas de información a la población en general y también charlas a los médicos de familia o atención primaria para hablarles del cáncer de ovario y sus síntomas, ellos son a los que primero acudimos, también a los médicos que están en las urgencias de los hospitales, pienso que si tuvieran un buen conocimiento de esta patología muchas hubiéramos llegado antes a un diagnóstico acertado; pero no sólo solicitaría a instituciones o empresas implicadas, nosotros como pacientes también tenemos nuestra responsabilidad para con nuestro entorno más cercano, nuestro médico de familia, amigos, vecinos, hijas…
Pediría a las pacientes y sus familiares mayor implicación, cada uno en la manera que pueda o considere, hay mensajes muy claros que debemos hacer llegar y que pueden salvar vidas, como nuestra campaña VigilaT donde se enumeran una serie de síntomas que, si en dos o tres semanas no desaparecen hemos de poner sobre la pista a nuestro médico acerca de la posibilidad de un cáncer de ovario, aunque otras pruebas complementarias lo descarten; también la importancia de ser operadas por ginecólogos especializados en este tipo de cáncer, se requiere una muy buena especialización y formación para operar estas patologías, lo que fuera de nuestro País se denomina Ginecólogo Oncólogo y que desgraciadamente aquí aún no esté reconocida esta especialidad, siendo de vital importancia para poder saber dónde acudir cuando nos diagnostican un cáncer ginecológico, nuestro pronóstico depende , sobre todo, de esa primera cirugía.
Me gustaría que todos recordáramos que es importante “vivir “la vida saboreándola, porque la felicidad la encontramos en momentos, en instantes que apenas somos capaces de reconocer y que son la verdadera esencia de nuestra existencia.
“Saborea la vida y si quieres hacer algo y puedes, no esperes, ¡hazlo!”.